Si estás leyendo esta entrada en el blog quizá sea porque eres profesor/a de educación secundaria, o de educación superior. Quizás eres tutor/a de un grupo de adolescentes y haces alguna asignatura de educación en valores o educación sexual y buscas recursos o una serie de actividades para trabajar el género, la igualdad de género o la violencia machista.
Quizás eres padre o madre de un adolescente y estás buscando información para poder hablar con tu hijo o hija sobre identidad de género, los roles y estereotipos de género. Quizás tu hijo es un chico y te preocupan las masculinidades. O tienes curiosidad por saber si existe algo más allá de la masculinidad hegemónica o tradicional.
O también puede que seas un adolescente que está construyendo su identidad y tiene dudas y curiosidad sobre la idea o concepto de masculinidad. Quizás estar buscando un modelo de masculinidad alternativo al que te han contado. No te conformas con la masculinidad aprendida; la masculinidad tóxica. Tanto si eres profesor/a, padre o madre o adolescente, ¡te recomendamos que sigas leyendo esta entrada!
La importancia de la adolescencia
La adolescencia es, según la Organización Mundial de la Salud, el período de crecimiento que tiene lugar después de la infancia y antes de la edad adulta. Es decir, entre 10 y 19 años. Es una etapa llena de cambios, algunos tienen lugar en el propio cuerpo con el paso por la pubertad, pero también es el momento en el que conformamos nuestra personalidad y valores.
Los y las adolescentes son muy observadores y absorben mucha información para construir su identidad. Es en ese momento de la vida que definimos nuestras preferencias y gustos, cuando se fragua nuestro carácter. El adolescente se siente niño y adulto a la vez, es una etapa de transición que requiere muchos intentos, errores y aciertos.
Masculinidades: Sexo y género no son lo mismo
En este mundo, cuando nacemos se nos asigna un sexo; macho o hembra. Básicamente son nuestros genitales quienes definen nuestro sexo. Si al nacer tienes pene, eres un macho. Si tienes vagina; una hembra. Esto excluye muchas realidades, como las personas intersex o con desarrollo sexual diverso. Es una forma binaria de ordenar los cuerpos.
Otra cosa muy distinta es nuestro género, que es un conjunto de normas diferenciadas que determinan las características de cada sexo. Encontramos que existe el género masculino (hombre) y el femenino (mujer). El género afecta a cómo nos movemos, cómo nos presentamos y cómo nos percibimos a nosotras mismas. Cada género tiene asociados sus roles de género.
Cuando el sexo que se te ha asignado al nacer coincide con el género con el que te identificas decimos que eres una persona cisgénero. Si no coincide, eres una persona transgénero. Es lo que conocemos como identidad de género. Este binarismo de género termina modelando el comportamiento y el propio cuerpo. También deja al margen muchas identidades.
Es importante apuntar que el género no es biológico, sino una construcción social. Esto significa que aprendemos a ser hombres y mujeres a partir de copiar los modelos que existen en nuestra sociedad. Este proceso lo hacemos a lo largo de toda la vida, pero la adolescencia es un momento clave en el que se fijan los roles y estereotipos de género que hemos observado a lo largo de la vida.
Masculinidad y adolescencia
Aunque a veces nos pueda dar la sensación de que los adolescentes rechazan todo lo que tiene que ver con el mundo adulto, lo cierto es que los adolescentes observan el mundo adulto y se reflejan en ellos para construir su propia forma de ser. Las redes sociales han desempeñado en los últimos años un papel muy relevante en la construcción de las identidades de los jóvenes.
Los chicos, para construir la masculinidad, observan los comportamientos y actitudes de sus referentes hombres, a menudo de una manera inconsciente. En el caso de las redes sociales, los adolescentes suelen seguir a los personajes más populares; cantantes, deportistas, influencers…. para buscar un modelo de masculinidad. ¡Y lo hacen a partir de los 13 años!
Es diferente si yo como chico observo a Vladimir Putin, Lionel Messi, Rubius, C Tangana o Bad Bunny, para construir mi masculinidad. Como tutor/a, padre o madre es importante conocer cuáles son los referentes de nuestros alumnos o hijos, para conocer qué masculinidades representan: una masculinidad hegemónica, tóxica o alternativa.
Como adolescente, es importante estar abierto a la diversidad de formas de ser hombre y buscar aquellas que tienen mayor consonancia con mi forma de ser. Es importante ser auténtico y no dejarse llevar por modas que se alejan de tu esencia. A veces la presión por ser aceptado nos lleva a hacer lo que se espera de nosotros. Ser hombre es todo un reto.
También es importante ser conscientes de que como varones adultos que acompañamos a los adolescentes, ya sea como padres o profesores, somos referentes de los adolescentes. Y con nuestras actitudes estamos transmitiendo roles y estereotipos de género y una idea de masculinidad. Podemos ser un modelo referente positivo para nuestros hijos y alumnas.
¿Nuevas o viejas masculinidades?
Aunque el concepto de nuevas masculinidades es cada día más conocido, ¿sabemos realmente qué son? Con esta entrada en el blog nos proponemos resolver las principales dudas que pueden surgir al respecto. Si hay nuevas masculinidades, ¿es que hay viejas masculinidades? ¿Cuáles son? ¿Qué significa masculinidad hegemónica? ¿Y qué tienen de distinto las nuevas?
El concepto de nuevas masculinidades nació en los años setenta del pasado siglo. En ese momento se utilizó este concepto para referirse a aquellas masculinidades que se alejaban de las masculinidades hegemónicas y patriarcales. Una masculinidad con mirada crítica con la desigualdad de género y la violencia de género.
Entonces, si estamos de acuerdo con que la masculinidad debería ser igualitaria y no violenta, ¿dónde está el problema con el concepto de nueva masculinidad? Pues en que parecería que por ser nueva, ha dejado de ser machista. Y si algo tiene el machismo, es que nos atraviesa a todos los hombres (y también a las mujeres) y que el trabajo de revisión es de por vida.
Las nuevas masculinidades o masculinidades igualitarias
En lugar de nuevas masculinidades, existen autores y autoras que utilizan el término masculinidades alternativas, disidentes o igualitarias. Las masculinidades igualitarias son aquellas formas de ser hombre que ponen el foco en la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. En lugar de poner aspectos más superficiales buscan erradicar la desigualdad de género.
El concepto de hegemonía fue introducido por Gramsci para referirse a la supremacía de un grupo o clase social sobre otra. Por tanto, la masculinidad hegemónica representa aquellas formas tradicionales de ejercer la masculinidad que reproducen unos roles de género desiguales y tratan de imponerlos sobre las mujeres y el resto de identidad.
Se espera que el hombre hegemónico sea autosuficiente, activo, líder, protector y violento. Un macho que protege a su hembra; porque el hombre hegemónico es, por norma, heterosexual. Es un hombre que no muestra su mundo emocional y que no se responsabiliza de cuidar a las personas que ama. Quizás conoces a algún hombre que responda al perfil.
Aparte de la masculinidad hegemónica, ¿existen otros tipos de masculinidad? Según la teoría de Connell encontramos otros tres modelos de masculinidad; la masculinidad cómplice; que sin reproducir totalmente la masculinidad hegemónica, son cómplices de que se perpetúe. También encontramos la masculinidad marginada y la subordinada que habitan en los márgenes de la primera.
Nuevas masculinidades en la adolescencia y la juventud
Pero, ¿existen referentes de nuevas masculinidades o masculinidades igualitarias para los adolescentes y jóvenes? Pues afortunadamente debemos decir que sí. Cada vez es más habitual encontrar a chicos y hombres que se desmarcan de los roles de género tradicionales, que performan otras masculinidades y que rompen con la norma de lo que se espera de ellos.
Cuantos más referentes tengan los jóvenes de masculinidades positivas, más fácil será escoger aquellas formas de ser hombre que nos hacen sentir bien con nosotros mismos y con nuestro entorno. El buen trato entre iguales, la expresión emocional y el ejercicio de las tareas reproductivas y de cuidados surgirán de forma natural, por amor y no como una imposición.
Es importante que el cambio que operan las masculinidades no se quede en la superficie. No se trata de ser hombres “nuevos”, sino de encarnar masculinidades que rompan la norma heteropatriarcal y se alejen de la violencia y el abuso de poder. Masculinidades que se comprometan con la igualdad de género y con formas más sanas y nutritivas de relacionarse.
El rol masculino dominante entre los adolescentes españoles
En paralelo a estos nuevos modelos de masculinidad que están emergiendo entre los más jóvenes de la mano del feminismo, observamos que existe un repunte del neomachismo. Esto se explicaría por el efecto péndulo y el auge en España de la extrema derecha. Como si las sociedades hicieran avances y retrocesos para ir integrando los cambios profundos que trae el feminismo.
Lo vemos todos los días en las aulas. Y los datos estadísticos lo corroboran. Algunas actitudes y prácticas machistas siguen estando muy normalizadas entre los más jóvenes; sobre todo en el ámbito de la pareja. Algunos jóvenes encuentran en estas formaciones políticas y los discursos de odio, argumentos que defienden la preservación de los valores tradicionales del patriarcado.
Campaña contra el machismo
Es vital que desde las administraciones públicas se siga legislando para que los derechos de las mujeres y de otras identidades estén garantizados frente a esta deriva reaccionaria. Estamos viendo como en diferentes comunidades autónomas la extrema derecha comienza a ocupar puestos de poder, como en Castilla y León, impulsando leyes que desprotegen a las mujeres.
Al mismo tiempo, es importante seguir invirtiendo en políticas públicas de prevención de las violencias machistas, que no son sólo intrafamiliares, y que afectan de formas desiguales a hombres y mujeres. Estos recursos deben destinarse principalmente a la prevención con nuestros niños y jóvenes, a la formación de los profesionales públicos y a campañas de sensibilización.
Lecciones aprendidas y buenas prácticas para trabajar las masculinidades con población joven y adolescente
En este sentido, desde El Taller apostamos por la prevención de la violencia machista y por fomentar modelos de masculinidades saludables para los más jóvenes. Con los talleres podemos ofrecer a los jóvenes actividades con perspectiva de género que les permitan tener una mirada crítica sobre las desigualdades, tener debates sobre la masculinidad que desean ocupar y descubrir que a través de las masculinidades igualitarias todo el mundo sale ganando; ellos y su entorno más cercano.
¿Pero cómo trabajamos las nuevas masculinidades? Es importante de entrada que tengamos una mirada amorosa y apreciativa hacia nuestros jóvenes y adolescentes. La adolescencia se caracteriza precisamente por esa curiosidad por buscar modelos y referentes. Una búsqueda en la que debemos acompañarles, también cuando se equivocan, se envuelven o aciertan.
Debemos estar disponibles. Hacerles saber que estamos cerca, pero que confiamos en sus capacidades. Estar abiertos a escuchar lo que no nos gusta, con la misma curiosidad que ellos muestran. Y por encima de todo, ejercer nosotros mismos una masculinidad que sea digna de ser un referente para nuestros hijos y alumnos.
Recursos prácticos para abordar las nuevas masculinidades
Si eres un profesor/a o tutor/a de educación secundaria, o educación superior. Si eres tutor/a de un grupo de adolescentes o impartes la asignatura de educación en valores o educación sexual y buscas recursos para profesionales para trabajar el género, la igualdad de género o la violencia machista, te dejamos algunos links de diferentes latitudes:
- Guía de lectura: ‘Nuevas masculinidades’ – Gobierno Vasco (euskadi.eus)
- Guía didáctica para trabajar género y masculinidad (generoymetodologias.org)
- Masculinidades no violentas (gobiernodecanarias.org)